
Lo conocí por teléfono, él habia llamado para ofrecerme su ayuda con relación a un servicio que ofrecían en su lugar de trabajo, me pareció muy amable y atento. Comenzamos hablando de negocios, luego seguimos conversando de temas un poco más personales. Desde el primer día que escuché su voz me hice la idea de que era un hombre perfecto. Me gustaba su capacidad de escucharme, su muestra de interés, su sentido del humor, la forma como pronunciaba las palabras, su acento, su tacto, sus silencios, su forma de pensar, y su sencillez. Todo me atraía hacia él. Disfrutábamos horas conversando, sin notar que el tiempo pasara. Cuando lo ví por primera vez, quedé sin palabras, sólo suspiraba,no lo podía creer. Nunca me había sentido tan atraída hacia alguien, era una sensación inexplicable, pero placentera y deliciosa a la vez. Esa tarde pasamos horas hablando de muchas cosas, proyectos, ideas, sueños y planes. En un momento, se nos acabaron las palabras, su mano tocó la mía, sentí que me estremecía, yo tenía miedo de intentarlo no podía moverme, y él me besó, aunque no le correspondí al principio, y traté de evitarlo, cedí, así pasaron los minutos, y luego me inventé que tenía que irme para evitar lo casi inevitable, y asi lo hice me retiré. Esa noche al llegar a casa casi no dormí. Eran tantas imágenes en mi mente, tantas emociones, sensaciones, y sentimientos en el corazón y en el cuerpo, era algo raro para mí. Yo que estaba acostumbrada a no sentir nada. Habia sido mi rutina diaria el que nada emocionante pasara, el hastío, el aburrimiento me eran tan normales que ya no los identificaba como tales. Pero algo pasó dentro de mí esa noche… Las cosas no se quedaron ahí, al dia siguiente, me escribió un texto temprano para saber como estaba, luego me llamó por teléfono, eso se iba haciendo costumbre, cada vez nos ibamos acercando más. Pasado un tiempo, nos enamoramos, ambos queríamos estar juntos para siempre, o eso pensabamos, ya sabes, a veces las hormonas del enamoramiento te hacen pensar y apegarte tanto a la otra persona, que puedes hacer cosas alocadas si no te esperas a que baje un poco la marea o intensidad de ese proceso que pasan todos aquellos que se enamoran.
