
Hay muchas decisiones equivocadas que los jóvenes pueden llegar a tomar, al elegir pareja con fines de matrimonio.
Aquí les comparto, sólo varios de los tantos errores que debemos evitar.
Elegir a alguien:
1-Por temor a llegar a edad muy avanzada sin formar familia.
2-Por competir con alguien más.
3- Tratando de olvidar un desamor.

4- Sólo por su apariencia física.
5-Para liberarte de tus padres, o del lugar donde vives.
6- Buscar a la persona por su posición economica.
7-Por temor a estar solos.
8- Para que los amigos “vean” lo que te llevaste.
9- Por temor a que se case con alguien más, o vuelva con la ex pareja.
10- Porque parece una buena oportunidad.
11- Porque le cae bien a tu familia o mejor amigo(a).
12- Sin hacer planes para el futuro, sin sueños ni metas claras.
13- Buscando a alguien que se parezca a tu papá o a tu mamá, o a alguien que no has olvidado del pasado, o a un actor, u otra persona a la cual admiras.
14- Elegir a alguien con una marcada diferencia de edad.

15- Buscar a alguien que anule tus opiniones y te maltrate, pensando que algún día cambiará.
16- Darte cuenta que tiene el ojo alegre, o es infiel y seguir creyendo que por fin encontró en tí lo que buscaba.
17- Elegir a alguien que recien esta “buscando de Dios” sin prestar atención, de que es sólo una excusa para conquistarte.
18- Aceptar salir con alguien que habla muy mal de las otras personas y en especial de sus ex parejas.
19- Darle el sí a alguien sólo por lástima.
20- Elegir a alguien con complejo de victima, una persona a la que según él, o ella dice, la vida y la gente la han tratado de lo peor, y todo lo ven negativo y trágico.
21- Tener la secreta intención de hacer a la persona “cambiar” para que sea como nosotros queremos que sea.
22- Pensar que dejará los vicios, sus malos hábitos, y el maltrato, una vez que se casen.
23- No escuchar la voz de la conciencia.
No podemos elegir pareja basado en los temores, la atracción momentánea, el interés económico, la ilusión vana, la sugerencia de alguien más, la moda, la apariencia, ni el qué dirán.
Si el amor no es nuestra razón principal, para relacionarnos con alguien estamos en problemas. Cuando no compartimos los mismos valores, proyectos en común, y no estamos seguros que es la voluntad de Dios que nos unamos a esa persona, es mejor pensarlo dos veces, antes de firmar ese contrato que nos marcará de por vida ya sea para bien o para muy mal.
Alguien dijo que “el que se casa por dinero, tendrá toda una vida para pagarlo”, y creo que es la pura verdad. Nuestras decisiones siempre traerán consecuencias.