Buscando un lugar

Es muy triste no tener un lugar donde vivir, aun más triste es tener una casa y no sentirla nuestro hogar. Muchos de nosotros hemos experimentado  la soledad en alguna forma. Quizás alguien nos abandonó siendo muy niños, o ya adultos, talvez la persona en quien más confiabamos nos traicionó y nos dejó cuando más la necesitabamos. Es probable que hayamos pasado un tiempo de pérdida, de luto, de enfermedad, estamos presos o estuvimos en la carcel, o estamos sufriendo o sufrimos una depresión o una crísis y no tenemos, ni tuvimos a nadie en quien apoyarnos  ni a quien contarle lo que sentíamos y que le importara de verdad. La realidad es que en algun momento del camino de nuestra vida nos hemos sentido solos aun estando entre mucha gente.

Jesús experimentó la tristeza y la soledad, más aún el mismo confirma que ni siquiera tenia un lugar en donde recostar su cabeza. Como podemos leer en  Mateo 8:20.NTV

 Jesús le respondió:

—”Los zorros tienen cuevas donde vivir y los pájaros tienen nidos, pero el Hijo del Hombre  no tiene ni siquiera un lugar donde recostar la cabeza”.

Al leer este pasaje, como nos gustaría haber vivido en ese tiempo para darle un lugar en nuestra casa a Jesús para que viviera con nosotros, verdad?

Bueno, la verdad es que el lugar que el Señor estaba buscando no era precisamente una habitación de una casa cualquiera sino un espacio en nuestro corazón. Al venir a Cristo e invitarlo a nuestra vida, él no solo quiere visitarnos, él quiere vivir en la casa que es nuestro espirítu, nuestro ser interior. El aun hoy está buscando un lugar.  Quien quiera invitarlo a vivir en su casa tiene que cumplir unos simples requisitos que compartimos a continuación a traves del Libro de Juan 14:23-26.NTV

 Jesús contestó:

—Todos los que me aman harán lo que yo diga. Mi Padre los amará, y vendremos para vivir con cada uno de ellos. 24 El que no me ama no me obedece. Y recuerden, mis palabras no son mías; lo que les hablo proviene del Padre, quien me envió.  Les digo estas cosas ahora, mientras todavía estoy con ustedes. Sin embargo, cuando el Padre envíe al Abogado Defensor como mi representante —es decir, al Espíritu Santo—, él les enseñará todo y les recordará cada cosa que les he dicho.                        

Que grandioso sería poder vivir cada día en comunicación directa con el Señor. Que él viva en nuestra mente y corazón, en nuestra vida a diario… Buenas noticias!

Con la ayuda de su Espirítu Santo enseñándonos y guiándonos. Es tan facil como decidir obedecer, el anhelo de Dios es que estemos cerca de él y lo ha sido siempre. Ahora pregunto, si Jesús viniera a su vida en este momento, encontraría un lugar?

 

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